jueves, 9 de septiembre de 2010

El reino del terror

El Reinado del Terror, que también se conoce sencillamente como El Terror, abarcó un periodo de la historia de la Revolución Francesa de septiembre 1793 a la primavera de 1794 que ha generado numerosos debates. Según algunos historiadores, el Terror estaba "caracterizado por la brutal represión de los revolucionarios mediante el recurso al terrorismo de Estado"[1]. Mientras que para otros, el Terror aparece como un arma de doble filo, que al mismo tiempo segó la vida de muchos inocentes, pero también acabó con numerosos complots de especuladores y reaccionarios en París y otras partes de Francia, con lo que para algunos el Terror se justificaría en parte. Este período transcurrió bajo la égida del Comité de Salvación Pública, órgano ejecutivo creado en abril 1793 para apoyar y reforzar la acción del Comité de Seguridad General que existía desde 1792.

Desarrollo del Terror
El Reinado del Terror empezó el 5 de septiembre de 1793 cuando la Convención votó en favor de instrumentar medidas de terror para reprimir las actividades contrarrevolucionarias. El Terror habría de durar hasta la primavera de 1794[2]. Tan sólo en el mes anterior a su final, hubo 1.300 ejecuciones, pero la mayor parte de estas últimas fueron precisamente de los jacobinos y sus seguidores.
El Comité de Salvación pública era un cuerpo colegiado de diez o doce integrantes, según las épocas, encabezado por Maximilien Robespierre, quien señalaría:

"El terror no es más que la justicia rápida, severa, inflexible".

El Comité estaba dividido en secciones: Robespierre, Georges Couthon y Louis de Saint-Just se encargaban de la política general, Lazare Carnot de la guerra, Claude-Antoine Prieur-Duvernois del armamiento, Robert Lindet del aprovisionamiento en víveres, Jean Bon Saint-André de la marina, Jean-Marie Collot d'Herbois y Jacques Nicolas Billaud-Varenne de la política interior[3]. Bertrand Barère de Vieuzac era su portavoz ante la Asamblea Nacional.

El "Terror jacobino" terminó al ganarse la decisiva Batalla de Fleurus, que aplastó al ejército austríaco el 26 de junio de 1794. Quedando anulada la posibilidad de una invasión, se reducían por lo tanto las justificaciones de un régimen extremista. Aunque la victoria de Fleurus fuese un factor determinante en la caída del Comité de Salvación Pública, ésta se debe sin embargo a una conjunción de factores.

Por un lado los diputados del Pantano, en sintonía con la alta burguesía, reprochaban al gobierno que se mantuviera la política económica dirigista que había impulsado el estado de guerra, y propugnaban una vuelta a una política económica de corte liberal. Por otro lado, el Comité de Seguridad General veía con malos ojos la preponderancia del Comité de Salvación Pública cuyos poderes se solapaban con los suyos. Para terminar, fueron decisivas las divergencias cada vez más acusadas en el seno del propio Comité, quedando Robespierre cada vez más aislado por su política social. Su deseo tardío de depurar el Comité de sus miembros más extremistas, ex hebertistas como Collot d'Herbois y Billaud-Varenne, precipitó su final. Varios miembros de la propia Convención conspiraron contra Robespierre y lo arrestaron el 27 de julio (9 de Termidor) junto con Saint-Just[4], Couthon y varios seguidores. El guillotinamiento de Robespierre y 28 de sus asociados en la jornada siguiente marcó el fin del Terror y el inicio de la Reacción de Termidor. Robespierre cayó de manera expedita como muchos cientos de personas, pero incluso sin proceso, víctima de la conjuración de girondinos no confesos y de varias personas que clamaban venganza por las muertes tanto de los hebertistas como de los "moderados" del grupo de Danton.

Años después se reproduciría una nueva época de represión, que con el nombre de El Terror Blanco se instauraría en 1815 tras el retorno del Rey Luis XVIII al poder; gente sospechosa de nexos con los gobiernos de la Revolución o de Napoleón fueron arrestados y ejecutados.

miércoles 15 de julio de 2009


Maximilien Robespierre
Maximilien François Marie Isidore de Robespierre (Arras, 6 de mayo de 1758 – París, 28 de julio de 1794) fue un político francés (apodado «El Incorruptible» por su dedicación a la Revolución y por su resistencia a los sobornos) y uno de los más importantes líderes de la Revolución Francesa. Fue uno de los miembros más influyentes del Comité de Salvación Pública, que gobernó de facto durante el periodo en el que los revolucionarios consolidaron su poder, etapa denominada sobre todo en la tradición anglosajona como Reinado del Terror. Robespierre fue guillotinado el 28 de julio de 1794 (9 de Termidor) junto a 21 de sus seguidores.

El terror
Denunció la guerra de Francia contra Austria (1792), por considerarla imprudente y creer que servía a los intereses de Luis XVI. Su papel empezó a ser fundamental. Formó parte de la Convención Nacional, que se eligió por sufragio universal, y en la que se sentó entre los Montañeses. El apoyo de los revolucionarios de París (los sans-culottes) llevó a Robespierre al poder: primero como miembro de la Comuna revolucionaria que ostentaba el poder local; luego como representante de la ciudad en la Convención Nacional que asumió todos los poderes, y en la que Robespierre apareció como portavoz del partido radical de la Montaña (junto con Danton y Marat). Fue en este momento cuando Robespierre pasó a ser republicano. Luchó firmemente contra los Girondinos, contrarios a la ejecución de Luis XVI y contribuyó a su aniquilación política tras la traición de Charles-François Dumouriez (2 de junio de 1793). Entró en el Comité de Salvación Pública el 9 de Termidor del año I (27 de julio de 1793), y se convirtió en el alma de la "dictadura jacobina" que impuso un régimen de terror, medidas excepcionales que se consideraban indispensables para salvaguardar la República de las graves amenazas tanto internas (revueltas en la región de Vendée) como externas e instauró un régimen basado a la vez en la virtud y en el Terror, según sus propios términos. Para él, sus enemigos eran enemigos de Francia y, con eso, justificaba el terror y el exterminio de sus adversarios. Estaba convencido de su misión providencial y ”se creía tan puro, que no se privaba de ningún crimen“. Tras la eliminación de los ultra revolucionarios (seguidores de Hébert) (24 de marzo de 1794) tildados de "demagogos", y luego de los "Indulgentes" agrupados entorno a Danton y Desmoulins (5 de abril de 1794), Maximiliano Robespierre trató de imponer su ideal de república democrática y virtuosa, constituida por pequeños propietarios libres e iguales en derechos, coronándola espiritualmente con la institución del Culto al Ser Supremo. Participó en la elaboración de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano así como a la primera constitución francesa en 1791. Se le llamó el Incorruptible, tanto por sus convicciones como por su modo de vida austero. Robespierre era impecable en el lenguaje, modales y atavíos. Se lo ha llamado desde sectores de derecha, "el primer dictador moderno".

Al estar enfermo con frecuencia (depresivo) y ausente de las reuniones del comité, daba miedo a sus compañeros, tanto a los más partidarios del terror de entre los integrantes de la Convención (Fouché, Barras) como a los diputados del Marais, tras la instauración del Gran Terror (Ley de Pradial, año II - 10 de junio de 1794), que se consideraba innecesario tras las victorias militares (Fleurus, 26 de junio de 1794). Detenido por los reaccionarios el 9 Termidor del año II (27 de julio de 1794) se le disparó en el arresto y se le ejecutó al día siguiente, sin proceso, al igual que 21 de sus partidarios (Saint-Just y Couthon). Se colocaron las 22 cabezas en un baúl de madera, y los cuerpos unidos en una carreta que se dirigió al cementerio de Errancis. Echaron cuerpos y cabezas en una fosa común y cubrieron todo con cal viva para que el cuerpo del "tirano" (Maximiliano Robespierre) no dejara rastro alguno. Se le enterró en el cementerio de Errancis. Su caída acabó con el Terror y a la vez con el impulso democrático de la República.

A su caída, aquellos que habían organizado el Terror y se habían aprovechado apropiándose de los bienes de los nobles y banqueros ejecutados cargaron todas sus fechorías sobre Robespierre, llegando incluso a falsificar documentos históricos.

La sexualidad de este misterioso personaje es un auténtico enigma. Enfermizo (su médico lo visitaba todos los días), no se le relaciona con mujer alguna. De 1791 hasta su muerte, vivió en casa de un pequeño burgués de la Rue Saint-Honoré, el ebanista Duplay, que trató de casarlo con una de sus hijas. Tras su muerte, todos los Duplay fueron a la cárcel, algunos durante muchos años. Eléonore Duplay no se casó y vivió el resto de su vida añorando a su gran hombre.

En 1840, partidarios de Robespierre excavaron el cementerio de Errancis, que llevaba treinta años cerrado, y no descubrieron nada.

  • Maximilano Robespierre sufrió dos intentos de asesinato:
    El primero lo perpetró el realista Henri Admirat el 22 de junio de 1794. Henri Admirat persiguió a Maximilano Robespierre y, por una serie de casualidades, no logró encontrarlo y disparó dos veces a Jean-Marie Collot d'Herbois, un miembro de la Convención del que se decía que había llevado el asesinato al nivel de una de las bellas artes. Fue detenido y ejecutado en compañía de un grupo de personas a las que no conocía y a las que se acusó de conspirar con él.
    El otro intento fue el de Cécile Renault el 23 de mayo de 1794. Inspirada por el ejemplo de Charlotte Corday, dejó su domicilio con dos cuchillos escondidos en el fondo de una cesta, y fue a casa de los Duplay. Al sospechar de ella Eléonore Duplay, no la dejó entrar y llamó a la guardia. Llevada ante el Comité de Salvación Pública, Cécile Renault negó haber intentado matar a Robespierre. A pesar de todo fue condenada a muerte y ejecutada el 17 de junio[5].
  • [1]Reichardt, Rolf E.: La Revolución Francesa y la cultura democrática: la sangre de la libertad. Madrid: Siglo XXI, 2002. ISBN p.35
  • [2]Reichardt, Rolf E.: La Revolución Francesa y la cultura democrática: la sangre de la libertad. Madrid: Siglo XXI, 2002. ISBN p.p.42,48
  • [3]Reichardt, Rolf E.: La Revolución Francesa y la cultura democrática: la sangre de la libertad. Madrid: Siglo XXI, 2002. ISBN p.120
  • [4]Reichardt, Rolf E.: La Revolución Francesa y la cultura democrática: la sangre de la libertad. Madrid: Siglo XXI, 2002. ISBN p.175
  • [5]XI edición de la Encyclopædia Britannica, de 1911;

Referencias Bibliograficas

  • XI edición de la Encyclopædia Britannica, de 1911;
  • Reichardt, Rolf E.: La Revolución Francesa y la cultura democrática: la sangre de la libertad. Madrid: Siglo XXI, 2002. ISBN

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